A Álex Rigola lo descubrimos en 2003 con su personal lectura del Julio César de William Shakespeare para seguir luego de cerca la carrera de uno de los directores de escena españoles con más proyección internacional. ¿Quién no recuerda sus dramatizaciones de los textos de Bolaño –2666 o El policía de las ratas-, su Gata sobre el tejado de zinc caliente de Tennesse Williams, o su Woody Allen de Maridos y mujeres?
Ahora, este personalísimo e hiperactivo director que combina sus puestas en escena -varias a lo largo del año- con la gestión y programación de la Bienal de Venecia, ha decidido hacer frente a un reto mayúsculo, porque poner en escena El público no es tarea fácil, tampoco lo era hacerlo con los espectáculos antes señalados. Rigola ama los retos y sale airoso de ellos.
Si Poeta en Nueva York representa un punto de inflexión en la poesía de Federico García Lorca, El público marca un cambio de rumbo en su escritura teatral.
En palabras de Rigola, esta obra plantea una oportunidad para descubrir un Lorca apasionante, completamente diferente y espectacular, una apasionada reflexión sobre la capacidad del teatro de transformarnos.
Así pues El público se presenta ahora -en vísperas del ochenta aniversario de la muerte del escritor andaluz- como la ‘Biblia’ de un teatro contemporáneo que interpela al espectador: dónde pone los límites, hasta dónde quiere llegar en su vida afectiva, espiritual y profesional.
Un juego de máscaras, ficción y realidad, en el que las identidades se encuentran en continua metamorfosis. Recuperamos así, este texto adelantado a su tiempo, que orbita sobre la homosexualidad y la cultura contemporánea.
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