El flamenco se convertirá el 26 de octubre en canto a la solidaridad en el auditorio Manuel de Falla, donde se celebra el concierto AMAkuriat, a beneficio los proyectos humanitarios en África de la oenegé granadina Calor y Café.
La voz internacional de Marina Heredia compartirá escenario con artistas igualmente únicos como el cantante Miguel Poveda, el bailaor Manuel Liñán y un grupo de músicos de excepción: las guitarras de José Quevedo ‘Bolita’ y Miguel Ángel Cortés, la percusión de Paquito González; y los coros y palmas de Jara Heredia y Anabel Rivera.
Las entradas, con un coste de 15 y 25 euros, se pueden adquirir en el Teatro Isabel la Católica. El espectáculo, patrocinado por Hotel Abades, la Obra Social de la Caixa y la empresa Proaudio, cuenta también con una fila cero.
Durante la presentación del concierto, Marina Heredia resaltó la «solidaridad de los flamencos. La noche del 26 van a saltar chispas”, subrayó la artista granadina, que anunció posibles sorpresas y su intención de que la gala se mantenga «en los próximos años”.
Enrique Gámez, miembro de Calor y Café y ex director del Festival de Música y Danza de Granada, destacó por su parte la labor de la oenegé en Granada, con una sede digna “donde atendemos a las personas que más lo necesitan” junto a pisos de acogida y talleres de todo tipo. Todas sus iniciativas, en Granada y en Kenia, buscan “que las personas sean más personas”. Gámez pidió a los granadinos que «se hurguen en el bolsillo para poder llevar calor y café a quien lo necesita”.
Patricia Maldonado, representante de la Obra Social de La Caixa, destacó, por otra parte, el apoyo que ha mantenido la entidad financiera con Calor y Café “para que llegue al mayor número posible de personas” mientras que Julián Martín, director general del Grupo Abades, hizo un llamamiento a las empresas granadinas “porque en momentos tan difíciles como éste los empresarios también tenemos que dar un paso al frente y ayudar a los que más lo necesitan”.
La asociación Calor y Café de Granada lleva más de diez años en la ciudad amparando a los más necesitados, desfavorecidos o marginados de la sociedad: un intenso programa asistencial que desarrolla semanalmente para personas individuales y familias. Simultáneamente lleva a cabo otro programa en el noroeste de Kenia, África, en la frontera con Sudán del Sur, en una zona de acceso complicado en la que habitan miles de personas olvidadas para los gobiernos regionales: Amakuriat.
Hace casi veinte años que Calor y Café comenzó junto a otras entidades un trabajo allí que después ha asumido en solitario. Gracias a su labor miles de personas (principalmente jóvenes y niños) han tenido acceso por primera vez a agua que no esté contaminada, a atención sanitaria, educativa y social que les garantiza un futuro.
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